En los años siguientes a la publicación del manifiesto, Russolo se dedicó
a investigar entorno a la creación de nuevos instrumentos que diesen respuesta
a sus inquietudes respecto al sonido. El resultado directo de estas investigaciones fueron
los intonarumori (los entonadores de ruidos), la puesta en práctica de aquellos
principios defendidos en “El arte de los ruidos”.
El primer paso del proceso de creación de Russolo fue la clasificación de
los ruidos en seis clases :
1. Explosiones, truenos, estallidos
y detonaciones
2. Estertores y silbidos
3. Susurros, murmullos y gorjeos
4. Rechinamientos y crujidos
(ruidos producidos por frotación)
5. Percusión de metal, madera o
piedras
6. Voces humanas o animales en
cuanto a bramidos, lloro, risa o hipo
A partir de esta clasificación, Russolo comenzó a trabajar en la
fabricación de aparatod que generaran este tipo de ruidos y que permitieran
controlarlos y moldearlos. Se trata de máquinas de aspecto simple: cajas de madera
con una bocina metálica por la que mana el ruido producido por un mecanismo
interior el cual se acciona mediante una manivela.
Los intonarumori se dieron a
conocer inicialmente al gran público en una serie de conciertos que tuvieron
lugar en 1914 en Italia y Londres. Ante esas primeras actuaciones la crítica
respondió principalmente de forma negativa tratándose de una propuesta tan
transgresora y, tampoco hay que negarlo, primitiva en sus posibilidades.
Desafortunadamente las investigaciones de Russolo se vieron temporalmente
interrumpidas por el inicio de la primera Guerra Mundial, contienda en la que
el músico futurista participó.
Luigi Russolo, “El arte de los ruidos”
“El despertar de una ciudad” es quizás la pieza más emblemática de
Russolo y una de las primeras compuesta exclusivamente para intonarumori. En
concreto, en la partitura se indica que se trata de dos ululatori (instrumentos
que aúllan), dos crepitatori (instrumentos que crepitan) y dos silvatori
(instrumentos que silban).
En los escasos segundos que dura la pieza puede oírse, al principio, un
sonido ululante y otro crepitante a los que progresivamente se van sumando
otros sonidos similares hasta formar un conjunto sonoro. Con todo se trata de
una representación evidente de aquello que se puede oír en las primeras horas
de la mañana en una ciudad; el creciente ruido de los motores de los coches
sumado al ruido de las fábricas en el inicio de una jornada, generando en su
conjunto el rumor general de las grandes urbes. Russolo hace de esta pieza una
reivindicación de la modernidad urbana e industrial a través de sus ruidos. La
naturaleza deja de ser una una fuente inspiración para el músico futurista, sino la
ciudad que, repleta de máquinas y de la masa de individuos, es como un ente
gigante lleno de vida.
Muy buena info. me sirvió un montón
ResponderEliminarestuvo relindo wey
ResponderEliminarestuvo relindo wey
ResponderEliminarlo unico q no supe fue la pagina jajaja xD
ResponderEliminarEsta repiola
ResponderEliminarWeih me paresio rechingon, no mames
ResponderEliminarPropongo a Kraftwerk como el punto intermedio del Futurismo, dadaìsmo antes del Punk del 74 NY RAMONES (viendo esto desde una perspectiva meramente musical y no de esculturas sonoras). Podrìan entrar otros aparte de Kraftwerk, pero siento que ninguno como Kraftwerk. Saludos desde Mèxico
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