Nuestro alfabeto musical debe ser enriquecido. […] Me opongo a someterme
a la exclusiva utilización de sonidos que ya han sido escuchados con
anterioridad. Lo que estoy buscando son nuevos medios técnicos que puedan
adaptarse a cualquier expresión del pensamiento y puedan, a su vez, mantener
ese pensamiento.
Edgar Varèse en una entrevista para un periódico el año (1915) de su llegada a Nueva York. [1]
Edgar Varèse (1883-1965) fue quizás uno de los asistentes que más quedó
impresionado en los conciertos de Russolo de 1921 en París. Ya en 1907, en
Berlín, tubo la oportunidad de conocer a Busoni, quién despertó en él las mismas inquietudes expuestas en el “Esbozo para una nueva estética musical” y cuya
influencia ya se hizo patente en las primeras composiciones de Varèse.
Aunque sus obras de juventud fueron de carácter más tradicional, sus trabajos a partir de 1920 se
caracterizan por un tratamiento radicalmente distinto. En estas composiciones
Varèse puso especial interés en la sonoridad de la música frente a un escaso o
nulo tratamiento de la melodía. La percusión tomaba en su lugar el papel
protagonista en obras como la espectacular “Ionización” (1931).
Asimismo, se interesó en profundidad por los nuevos instrumentos y las
posibilidades que tenían los aparatos electrónicos para generar nuevas formas
de música. Un ejemplo de ello es la utilización que hace en su
composición “Ecuatorial” (1932-1934) de dos Theremins, el instrumento
electrónico diseñado por Lev Sergeievich Termen (o Leon Theremin, nombre que adoptó
posteriormente) basado en un campo eléctrico para generar sonido .
Tras una última composición para flauta (“Density 21.5”) en 1936, Varèse
no produjo más música durante las dos décadas siguientes. Durante ese periodo
centró sus esfuerzos en buscar aliados para concebir un laboratorio sonoro con
el que estudiar las posibilidades de la música generada con medio electrónicos.
No obstante, se encontró debía acontecer en Europa a mitades de la década de
los cincuenta. Tristemente Varèse quedó sólo en unas inquietudes que no
pertenecían a su época.
[1] Cita extraída de MORGAN, Robert P., “La música del siglo XX” Akal:
Madrid (1994)
Es su historia
ResponderEliminarQue feo
EliminarNo no no
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